jueves, 2 de octubre de 2014

Un chupete y un avión

Esta es una historia de amor entre un chupete y un avión. O un biberón. Algo que un bebé pueda chupar con fruición mientras el artefacto despega o aterriza, para evitar que sus oídos queden afectados por la diferencia de presión y acabe llorando de dolor todo el trayecto. Lo que un adulto o un niño mayor consigue tragando saliva, provocando bostezos o mascando chicle, un bebé solo lo puede hacer con la ayuda de su chupete o su biberón. O sea que mejor tenerlo siempre a mano. Los demás pasajeros (y usted mismo), se lo agradecerán.

No hay comentarios:

Publicar un comentario